La Duda

LABERINTO.

Porque también se puede hablar sin saber ser escuchado, y decir, decirte que de las cosas que silencié las he vuelto a oír, y sentí esa nostalgia de estar entre ellas, en esos sonidos que siempre me envolvieron y me llevaron a la deriva por tantos lugares y aunque huérfano soy en lo que puedo sentir me atrae. Pero inevitablemente sigo perdido, mi mente viaja por recuerdos que ya no sé a quién exactamente pertenecen; es un laberinto, pero no de aquellos que invitan a que te pierdas, yo quiero estar perdido.

Tocar las paredes, cerrar mis ojos y sentir los bordes de la duda, ese camino que no tienes que saber a dónde te lleva, o conocer siquiera que existe un suelo que contenga tu cuerpo, tus ideas y a su vez, respirar profundo, callado, como estar soñando sin saber estar dormido, que aunque puedas despertar no lo quieres, porque aquello que se gesta en la profundidad del alma cuando ya lo demás no existe… hace de ti algo distinto.